lunes, 12 de abril de 2010

El examen del Bicentenario


Del 19 al 23 de abril se llevará a cabo la Evaluación Nacional de Logro Académico en Centro Escolares (ENLACE) en las escuelas de educación básica y de educación media superior del país. Se espera aplicar el examen a 15 millones 766 mil 608 alumnos de los últimos cuatro años de primaria y de los tres de secundaria.
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. Las materias que se evaluarán serán, como cada año, español, matemáticas y una asignatura adicional. Por ser el año del Bicentenario, en esta ocasión será historia —con una noticia así podría una preguntarse si entre las preguntas no estará “¿Qué gobernante local fue responsable de la construcción del Circuito Bicentenario?—. No hay que olvidar tampoco que esta materia, tan importante ahora, fue retirada de los planes de estudio de secundaria.
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. El examen consiste en un cuadernillo con preguntas de opción múltiple para cada asignatura. Para preparar a los estudiantes para esta evaluación se realizan múltiples ensayos. ¿Qué tanta es la efectividad una prueba semejante aplicada en estas condiciones?
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. El procedimiento con el que se quiere afrontar el ENLACE demuestra que en el país todavía predomina una cultura de la memorización y de la respuesta mecánica. Se espera que el alumno sepa cómo contestar un examen porque ya lo ha hecho tres veces en fechas recientes en lugar de proporcionar al alumno verdadero conocimiento que le permita responder competentemente preguntas a las que no ha sido enfrentado con anterioridad.
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. La presión por el resultado de esta prueba es exagerada, tanto para las instituciones educativas, desde la SEP hasta la primaria más anodina, como para los profesores; todos tienen sobre sí la exigencia de demostrar resultados, de justificar los presupuestos y salarios que perciben. Pero la víctima final aquí, y la más perjudicada, es el alumno. Debe saturarse con una gran cantidad de información para escupirla posteriormente en un examen aunque más tarde la olvide, debe memorizar en unos días lo que no ha aprendido en años y todo para validar un sistema educativo para el cual su verdadero aprendizaje es lo de menos.
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. Porque el verdadero aprendizaje no se puede medir en un examen de opción múltiple, no es visible en una estadística generada por una computadora; sólo se manifiesta a largo plazo, cuando el niño debe enfrentarse a un problema: expresarse por escrito o relacionar hechos inconexos de la historia. Marcar la opción B, “1942”, como fecha del descubrimiento de América no significará que conoce la historia del continente recién encontrado. Pero al momento de rendir cuentas los resultados a largo plazo no sirven, lo que se quieren son resultados, palpables, tangibles, mesurables, que se puedan formar en estadísticas, graficar, sacar medias y varianzas y quitarle el número que pensaste. Para ello se requiere que los alumnos ensayen y ensayen las respuestas que darán.
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. Es el año del Bicentenario y para conmemorarlo, una prueba que ratifique los métodos de enseñanza con doscientos años de antigüedad: memorizar y repetir, mecanizar y reproducir.

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