Regala una calavera de azúcar

La ciudad se llena de flores de cempasúchil y los niños corren por las calles vestidos de vampiros y brujas. Parte del sincretismo cultural existente en México, donde elementos de dos culturas, las del Nuevo y el Viejo Continente, se funden, en apariencia, en partes iguales.

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. Efectivamente se trata de algo aparente, pues en el caso de las celebraciones que coinciden en estas fechas, las expresiones de una y otra no se dan de manera equitativa. Aunque podemos encontrar ofrendas en habitaciones adornadas por cadenas de plástico naranja y negro o puestos de calaveras de azúcar que de igual forma venden calabazas de plástico para pedir dulces, la preferencia del pueblo mexicano por el Halloween crece con cada año que pasa.

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. Este año Halloween logró duplicar la venta de disfraces, mientras que la compra de calaveras de azúcar y flores de cempasúchil decreció casi a la mitad. Las lluvias que echaron a perder algunas cosechas, y por consiguiente provocaron el alza de los precios del ramo, tampoco ayudaron a la causa.

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. Es imposible, en un país donde la tradición del Halloween se está arraigando cada vez con mayor fuerza, caer en un conservadurismo extremo de las tradiciones y vetar todo lo relacionado con la tradición europea. En México se celebra el Haloween, sea de aquí o no, y eso no va a cambiar. Pero en México también se celebra el Día de Muertos desde mucho tiempo antes y además es fuente de trabajo para los campesinos, artesanos y comerciantes de este país, y tampoco es posible permitir que esta tradición se pierda.

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. Como dirían algunos comerciales partidistas, no se trata de blanco o negro, de uno o de otro, México es desde hace siglos y siglos una tierra de convergencia cultural, y es de esperar una convivencia entre muchas prácticas  celebraciones. Así que en Burda seriedad los invitiamos a formar parte de la celebración del Día de Muertos, entendida ésta como la fiesta que inicia el 28 de octubre y termina el 2 de noviembre. Vayan a un Halloween, disfrácense, pidan calaverita (o lleven a sus primos y sobrinos a pedir calaverita), pero también visiten las ofrendas que se hacen en distintos puntos de la ciudad: el Centro Histórico, Ciudad Universitaria o el Centro Nacional de las Artes. Si pueden, vayan a Mixqui o a Pátzcuaro o quédense en casa y pongan su propia ofrenda para recordar a aquéllas personas que ya no están con nosotros. Quién sabe, en una de esas sí se presentan de visita en sus hogares. Regalen una flor de cempasúchil o compren calaveritas de azúcar a sus amigos, en fin, no dejen que esta tradición se pierda, porque después de todo, es nuestra.