El deporte y su difusión son de vital importancia para el desarrollo de una sociedad. No sólo la actividad física es benéfica para la salud de cuerpo y mente, además los eventos deportivos masivos como los Juegos Olímpicos o los mundiales de futbol juegan un papel fundamental en el fortalecimiento de la identidad y la cohesión nacionales, el turismo local y la actividad económica y, por supuesto, además entretienen.
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. Pero por desgracia un acontecimiento que reúne a tantos países y en el que es necesaria una fuerte labor administrativa tiene por fuerza un lado político. Los ojos del mundo están sobre el país sede y éste debe quedar bien ante ellos, por lo que debe limpiar la casa y barrer todos los problemas debajo de la alfombra, así esto implique un costo social exorbitante tanto para el país como para el mundo.
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. En México tenemos un ejemplo muy doloroso de lo anterior. Nuestro año como anfitrión de las Olimpiadas quedó marcado por una masacre en pos de limpiar el país de cualquier muestra de inconformidad social. Pero no pensemos que se trata de un penoso capítulo del pasado. Cada país comete sus propias atrocidades cuando le toca la pelotita de ser sede. La infraestructura necesaria para un encuentro mundial suele costar tanto al pueblo que décadas después aún no termina de pagarlo, el costo de los inmuebles sube y no se olvide la contaminación por las estruendosas (pero eso sí, bien vistosas y llamativas) inauguraciones y clausuras con fuegos artificiales.
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. Es el turno de Sudáfrica. Con el mundial a menos de 100 días se está realizando un gran esfuerzo por embellecer al país. Esto incluye el desplazamiento (eufemismo de expulsión) de millares de habitantes de sus hogares para que no afeen el lugar. Se trata en muchos casos de personas en situaciones de vivienda irregulares, por lo que quitarlas del paso resulta fácil.
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. Raquel Rolnik, urbanista brasileña de la ONU experta en derechos humanos, ha presentado un reporte sobre el impacto de estos encuentros deportivos en la población más desprotegida. En una entrevista con Le Monde, explica el costo social que tendrá la copa del mundo de este año, y critica sobre todo el permitir que ocasiones como ésta sirvan para favorecer a las clases más altas en lugar de canalizar el dinero que entra al país hacia los sectores más bajos.
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. El deporte, como el arte, debería tener por propósito engrandecer al ser humano, permitirle romper barreras, realizarse personalmente y, en el caso de eventos internacionales, estrechar lazos con los habitantes de las demás naciones. No debería ser un campo más donde el hombre muestra su bajeza, su banalidad, su tendencia a dejarse distraer por luces brillantes que apartan su mirada de la pobreza y la marginación. Por desgracia, cuando el interés económico posa su mano sobre el deporte, tiende a desvirtuarlo. De ahí las quejas sobre los procedimientos de clasificación del futbol mexicano, de ahí que los productos oficiales del mundial se fabriquen en china y no sean fuente de empleo en el país sede, de ahí que para muchos sudafricanos las palabras “justa deportiva” posean una amarga ironía.
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. ¿Vale tanto el futbol (o cualquier otro deporte) para que miles de personas pierdan su hogar, sean enviadas a lugares remotos o —como fue en nuestro país— pierdan la vida? ¿Cuánto le va a costar al pueblo sudafricano el que desde México podamos gritar “¡GOOOOL!” en el partido de inauguración?
Lo que no sé es si a un país como Sudáfrica le convenga organizar un mudial, se habla de las millonarias ganancias, pero ante tantos préstamos pedidos yo digo que va a salir tablas.
ResponderEliminarLa cuestión de la "fiesta" deportiva es una imagen creada por los medios de comunicación. Junio próximo será para seguir las transmisiones de los partidos de la selección en el Mundial, que para un amante de los deportes como yo es de las justas deportivas más bellas. No obstante, tengo claro todo lo que un mandatario es capaz de hacer con tal de quedar bien ante los demás. El "¿qué dirán?" les provoca un miedo bárbaro.
En la cuestión social no se justifica que los habitantes del país sede se vean afectados por el evento internacional que se avecina, la única esperanza quedaría en que si Sudáfrica en verdad se beneficia con la Copa del Mundo, pueda por lo menos tratar de mejorar la calidad de vida de los tantos millones de pobres sudafricanos.
¡Qué barbaridad!