Soy gay ¿y tú? de Alfredo Cervantes Landa, Volcán apagado de Anel, Historia de un secuestro de Ernestina Sodi, Confesiones de una heredera de Paris Hilton y el más reciente Ernesto Alonso. El Señor Telenovela de la nieta del mencionado icono del melodrama - publicación que por cierto motivó a esta reflexión-, remiten a la pregunta: ¿quién lee eso?
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. Por la mañana escuché los comentarios sobre el libro de la nieta del señor telenovela, según ella no intenta ni favorecer, ni ensuciar el nombre de su abuelo, es más, “quiere sobre todo respetar su memoria” y ante la pregunta sobre si pretende colgarse de la fama de la estrella de El Maleficio, contestó con un rotundo “no”. Claro, todo lo anterior es más que evidente sobre todo si el libro lleva el nombre y el digamos apodo del difunto en el título, además de una enorme foto en la portada y algunas subsecuentes en el resto del libro.
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. En fin, sin abundar más en ello, pues lo que menos pretendo es publicitar esta “obra” por tener que llamarle de alguna manera, lo que me sorprendió fue otra de sus aseveraciones “contribuí a la publicación del libro porque necesitaba contar la verdad de nuestra historia familiar, no la podía callar más”. Wow! Ella necesitaba sacar ese secreto que estaba a punto de matarla y… ¿quién necesitaba escucharlo?, ¿a quién le interesa?
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. En una publicación de circulación internacional se decía que todas esas “expresiones de arte” de muchos artistas como los ya mencionados y a los cuales se suman Madona, Thalía, Pamela Anderson y muchos más, no eran más que resultado del tiempo de ocio de nuestras ovacionadas estrellas, y quizá sea una buena tesis. Sin embargo, no es el motivo que los lleve a publicar sus grandes obras lo que interesa, sino lo que significa su publicación y difusión para un país como México.
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. ¿Cuántas obras de autores mexicanos son publicados al año en México?, ¿qué tan fácil es que una editorial acepte publicar una obra? Es increíble ver cómo con el arma que les da ser figuras públicas estas personas gozan de espacios y publicidad que mucha gente merece y no tiene.
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. En 2006 la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en coordinación con CONACULTA realizó la primera Encuesta Nacional sobre Lectura con base en estándares internacionales de evaluación utilizados por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), cuyos resultados fueron realmente desalentadores.
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. Aquí un primer punto a resaltar es que a tal grado llega el desinterés por la lectura en nuestro país, que a nadie siquiera le había preocupado hacer una encuesta y obtener estadísticas tan importantes como las que arrojó dicha encuesta nacional.
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. Ahora bien, entre algunos de los resultados sobresale que las revistas ocupan un 39.9 % de los contenidos que lee la gente, de los cuales el más alto porcentaje, es decir, el 40% es acerca de espectáculos y farándula. Un poco arriba de estas cifras se encuentra la lectura de libros que es de un 56.4 %, sin embargo, la mayoría tiene que ver con temas escolares los cuales, además, son leídos más por obligación que por gusto. Finalmente está una de las cifras que más difusión ha tenido y la que más tristeza da: el mexicano en promedio lee 2.9 libros al año, es decir, ni siquiera 3 libros por habitante.
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. En fin, el caso es que mi primera impresión fue la comentada al principio: ¿quién lee los famosos libros de los famosos? de manera un poco irónica y de un modo menospreciándolos, pero cuál sería mi sorpresa al consultar algunas cifras de ventas de dichas publicaciones: libros como el de Héctor Suárez Gomís han vendido MILLONES de copias.
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. La revista Ventaneando lleva 44 ediciones, 2.5 millones de reproducciones de sus contenidos y reúne a 100 mil visitantes por cada una de sus ediciones quincenales –aclaro, según fuentes de la misma empresa-. Dato que además revela que gente que cuenta con la herramienta de internet y, por tanto, con la oportunidad de acercarse a un inmenso mundo de información, prefiere darle “click” a la revista de Pati Chapoy.
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. Sin duda, los datos anteriores me hacen dudar un tanto de mis despectivas consideraciones sobre publicaciones de ese tipo. Por lo que no me queda más que poner a su consideración este tema, aunque quisiera aclarar que brindo mi total apoyo a un principio que leí en un libro sobre metodología de la investigación que decía: Todo sirve, y es que finalmente todo, bueno o malo, contribuye a formar criterio en nosotros.
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. Sin embargo y desgraciadamente, en un país como el nuestro parece que lo único que sirve es la información amarillista, los chismes de la gente que aparece en la tele, el morbo de las vidas ajenas, etcétera; para lo cual este tipo de difusión de contenidos poco enriquecedores contribuye en gran medida.
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. Por último quisiera decir que para historias reales que vale la pena contar ahí están: A sangre fría de Truman Capote, La montaña es algo más que una inmensa estepa verde de Omar Cabezas, Cabeza de turco de Gunter Wallraff, entre muchísimas otras más.
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Me gustó mucho tu texto desde el título hasta las recomendaciones. Estoy de acuerdo con lo que defiendes, pues efectivamente la gente prefiere libro para enterarse de la vida de los famosos. Tengo la hipótesis de que lo hacen porque en algún momento quisieron ser como ellos, y además porque, si los comparamos a nivel de contenido, es más interesante (para un mortal promedio) enterarse de los chismes de la farándula, como la truculenta historia de Anhel y José José, por ejemplo, que leer El padrino de Mario Puzo.
ResponderEliminarNo obstante, en nuestro caso, debemos leerlos para poder analizarlos y criticarlos, no nos queda de otra, por ello hoy día estamos en condiciones de afirmar que Guadalupe Loaeza, por ejemplo, era, es y seguirá siendo una inculta que quiere llamar la atención, y que su única cualidad es daber escribir best-sellers.
Pero sí, lo ideal sería que cualquier persona se inclinara por conocer libros mucho más ricos, es decir, en obras que nos dejan mucho más enseñanza que leer la Tele Guía.