Aquí, en la selva, al pie de un gran árbol me encuentro ahora. Perdido desde hace un par de días, tratando de sobrevivir solo, con las pocas provisiones que me quedan y con la escasa agua del riachuelo que corre a mi lado.
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. Estoy en este lugar inexplorado donde no se notan ni rastros de civilización ni huellas de algún animal. Soy el primer hombre que pisa estas tierras, pero...¿qué voy a hacer solo, sin la compañía de mis hermanos y los demás miembros de la aldea? No sé dónde estoy ni hacia dónde dirigirme para ir de regreso con los demás.
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. Al subir a un pequeño monte para buscar en el horizonte rastros de vida, de pronto, moviendo la cabeza de un lado a otro, aparece con su gran estampa frente a mí el Dios Quetzalcóatl. Me quedo pasmado, nos miramos fijamente sin cruzar una sola palabra, cierro los ojos y me pellizco para ver si es real.
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. Él sigue allí como si quisiera decirme algo, una señal, un mensaje. En el momento en que se esfuma su imagen, cae una serpiente emplumada al suelo. Se acerca a donde estoy sin intenciones de atacarme, así que la tomo con cuidado y la miro a los ojos, no eran unos ojos cualquiera, esta vez tenían algo escondido, algo que debía descifrar.
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. Luego de contemplarla un buen rato, se desliza confundiéndose entre la maleza. Corro para tratar de alcanzarla pero es inútil, porque se ha metido en un agujero que inmediatamente después de se cierra como si nunca hubiera estado ahí.
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. Es de noche y no puedo dormir por pensar en lo que me ocurrió. Después de algunos minutos llego a la conclusión de que eso fue una señal.
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. Me siento motivado por lo que viví. Decido caminar y lo hago durante días y noches hasta encontrar mi aldea. Estando ahí, cuando mis hermanos y la demás gente me miran noto que sus rostros son diferentes, pues ahora siento que me ven como su jefe, como su líder. Sin decirles lo que me había ocurrido me dirijo a ellos con el fin de convencerlos de mudar la aldea a otro sitio.
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. Donde ahora nos establecimos hemos trabajado muy duro, construimos una nueva aldea, totalmente diferente a la anterior. Recuerdo muy bien y con exactitud dónde se metió la serpiente emplumada, así que decidimos rendirle tributo en ese lugar.
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. Esta nueva aldea es como una ciudad civilizada, con más habitantes, con grandes construcciones de piedra, con túneles. Hemos descubierto el fuego, ya se inventó el trueque, ya comerciamos. Por todo lo anterior, y por haber sido el descubridor de esta nueva tierra he decidido nombrarla “La gran ciudad de la Serpiente Emplumada”.
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