Los días 30 de abril y primero de mayo fueron elegidos por un movimiento originado en las redes sociales para boicotear a los dos monopolios televisivos del país: el Apagón Televisa. La propuesta fue no sintonizar durante esos días los canales de Televisa, aunque en muchas páginas, grupos y tuits se incluyó también a TV Azteca en la iniciativa.
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. El descontento con las cadenas de mayor presencia en México tuvo su origen en los comentarios hechos por los periodistas de Tercer grado con respecto a las redes sociales, a raíz de la difusión a través de internet de un llamado del Cártel del Pacífico Sur a los habitantes de Cuernavaca a no salir de sus casas el viernes 16 de abril. La respuesta a este fenómeno dada en el programa de análisis fue de poco agrado para los usuarios de las redes.
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. “Hay un gran porcentaje de basura”, dijo Joaquín López Dóriga. “El gobierno tiene que tener una presencia, también las instituciones y la sociedad”, aseveró Leopoldo Gómez González, “y las mismas redes”, añadió Adela Micha. Esto fue interpretado por los cibernautas como un llamado a la represión electrónica y al control de los usuarios, y derivó en uno de los eslóganes del movimiento: “Televisa tiene miedo”.
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. Y lo que dijo Joaquín en Tercer grado ¿no es cierto? ¿No hay un gran porcentaje de basura circulando en las redes sociales? Desde las cosas más banales como los tuits que dicen “Me estoy bañando” o los grupos de Facebook como “Si las PUTAS volaran mi escuela sería un AEROPUERTO” hasta los llamados a la violencia como la convocatoria a agredir a los emos que se reunían en la plaza de Querétaro con la consigna de “recuperar los espacios”, ¿no se hace de pronto necesaria una medida de control? No un mecanismo de censura que borre tuits o cancele cuentas, sino una labor de las autoridades de seguridad para evitar que lo sucedido en Qurétaro hace dos años o en Cuernavaca el mes pasado se repita.
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. Ahora bien, no ver los canales de Televisa y/o TV Azteca durante dos días ¿es realmente una solución al problema? Que si sólo pasan basura, que si son un insulto a la inteligencia, que si hay que exigir calidad... Quienes verdaderamente se han hartado de Televisa han dejado de ver sus canales hace mucho tiempo, sin necesidad de un llamado a hacer vigilia por dos días. ¿La programación es muy mala? No la vean. Ni hoy, ni mañana, ni el próximo primero de mayo.
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. Ahora bien, también hay que saber discernir los mensajes televisivos (y de cualquier otro medio) y entender que no son lo mismo el qué se ve y el cómo se ve lo que se ve. Es importante mirar los noticiarios, no para enterarse de qué sucede en el país, sino para saber qué de todo lo que ocurre es priorizado y cómo se maneja. Los programas basura, las comedias insulsas, los reality shows amarillistas, hay que hacer dos cosas: estudiantes de producción, aspirantes a guionistas y directores: véanlos, identifiquen qué no está funcionando y arréglenlo; público en general, si es tan malo, apáguenle.
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. Finalmente, un tema que el Apagón Televisa trae a colación es el poder de las redes sociales. ¿En verdad es tanto? Millones de cuentas registradas en Facebook y Twitter pueden crear la ilusión de lo absoluto: TODOS están en el Face y la unión hace la fuerza. Sí, pero después de tanto “Esteban Arce fuera del aire”, Esteban Arce sigue en el aire. Se pierde un poco la perspectiva, se olvida que el número de personas que no participan en las redes en México es aún mayor que el de sus usuarios. ¿Tuvo impacto el apagón? Quienes no vieron los canales de la cadena el fin de semana, ¿fue porque se sumaron al movimiento o porque de por sí no los ven? Decir que el imperio tiembla ante el poder de las redes sociales se antoja un poco exagerado. También lo son las palabras de López Dóriga cuando dice “el ciberespacio parece haber quedado en manos del crimen organizado y de perversos”. Tampoco. Hay mucha basura, sí; hay gente peligrosa, sí; hay perversos, también. Pero la red está lejos de haber caído en estas manos, más bien está sumergida en un océano de mensajes efímeros cuyo impacto es nulo. Lo cual también es una lástima.
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