lunes, 6 de septiembre de 2010

Cuando uno es joven

Cuando uno es joven le dicen: “Tienes el mundo por delante” “Aprovecha las oportunidades” “Es a esta edad cuando puedes equivocarte, después ya no”.
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. Un joven periodista se enfrenta a muchas adversidades, debe tomar decisiones que lo determinarán y, por supuesto, comenzar a colocarse en algún medio desde ya porque la competencia está cabrona.
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. Ante tal situación hay quienes piensan contrario al slogan de Adidas “Imposible is nothing”, “All is imposible”. Del otro lado se encuentran los optimistas, es decir, aquellos individuos seguros de sí y convencidos de que algún día aparecerán en el medio que ellos mismos eligieron. Y en medio de ambos extremos se encuentran los neutrales, los amor y paz, los que dejan que el viento los lleve a donde tenga que llevarlos, en otras palabras, los indecisos.
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. Entre las obligaciones del joven periodista están, mientras estudia, probar de una u otra fuente de información (política, ciencia, economía, espectáculos, deportes, etcétera), para descubrir para qué nació. Uno puede tener “definido” qué es lo que quiere, no obstante, el rodar de las piedras de la vida, lo lleva a descubrir que la fuente que quería en un principio no era la suya. O como ha ocurrido en otros casos que, cuando el joven reportero sale a cubrir algún evento, se da cuenta de que quería estudiar Medicina.
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. Existe un abismo entre la escuela y la realidad en la calle. Pero ¿cómo cumplir con el papel de estudiante y periodista a la vez? ¿Cómo hacer para estar en dos lugares cuando apenas y hay tiempo para dormir? ¿Qué hacer si tu profesor te manda a cubrir algún evento pero tienes mucha más tarea de otras materias?
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. Entonces ¿qué hacer? Hoy es tiempo en que al joven periodista, como decía una colega, le comienza a estorbar la escuela para poder empezar a trabajar en los medios. Medios de comunicación absorbentes y demandantes, demandantes y competentes, competentes y esclavistas, esclavistas y más. Al que nació para dedicarse al “oficio más bonito del mundo”, como dijera Gabriel García Márquez, le da lo mismo entregarle su alma al diablo.
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. Los profesores suelen decir: “Cuando entren a trabajar a algún medio olvídense de su vida social, sus sábado y domingos ya no serán suyos…” Si uno se pone a analizar, nuestros sábados y domingos ya no son nuestros. ¿Qué se puede hacer en esos dos días que no hay clases? ¡Pues tarea! Ir a cubrir lo que no se pudo entre semana, reunirse con algún equipo, acumular horas nalga frente a la computadora, leer, etcétera; y si queda tiempo, realizar alguna actividad que ayude a disminuir el estrés acumulado, si no, seguir coleccionando estrés para la siguiente semana. Por ello gastritis, colitis, ronchas en la piel o migraña, son algunas enfermedades de los periodistas, sólo así el cuerpo se libera.
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. Pero el cuerpo también se desahoga cuando el joven periodista escribe lo que quiere y no alguna orden de trabajo, justo como ahora, con un poco de tiempo libre, con menos estrés.
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. ¡Qué barbaridad, colegas! ¿O no?

2 comentarios:

  1. Me gustó mucho tu texto, primero porque retomas el escribir aquí y porque es algo que se lee muy sincero y, tal como lo dices, realizado en un momento libre con menos estrés.

    Y esto no es exclusivo de los periodistas eh, así es la vida de todos los universitarios. Largas noches que sirven para todo menos para dormir y descansar, y tiempo "libre" para ir a la biblioteca, comprar un libro, y miles de etcéteras que agregar.

    A pesar de esto, creo que somos muchos a los que no nos importa sufrir, porque estamos convencidos de que amamos lo que hacemos... eso al menos por ahora, y espero, por nuestro propio bien, en todo lo que nos queda por hacer.

    Saludos, y espero que ya tome ritmo otra vez este blog.

    Fernanda Martínez

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  2. jajajaja. que bueno que estés apalabrando para que deje de somatizar tu estrés. Si es un pedo... la verdad nos ponen entra la espada y la pared, o como dices entre la escuela y la responsabilidad de ser jóvenes. Además de pronto nos rebasan las exigencias de la carrera porque los problemas se desbordan de los salones o los temas que te corresponden. Además hay que sumarle los comentarios que te dicen que cuando eres joven necesitas divertirte, hasta el punto de que eso resulta una obligación. Y no falta el maestro que te reclama y te regaña porque siendo joven te vale madre todo... pero pues parece que debemos intentar resolver el mundo hasta que lleguen nuevos jóvenes a los cuales señalar por su actitud de indiferencia.

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