Las nuevas tecnologías son impresionantes. Su desarrollo en los últimos años es inaudito, y ha derivado no sólo en nuevas formas de comunicación, sino en negocios que lo están cambiando todo. Han calado hondo en la cultura, y desde luego en sus industrias. Las más visiblemente afectadas son la editorial, musical y cinematográfica, pero estas nuevas tecnologías plantean también desafíos en la nueva forma de trabajar y hacer negocios en la publicidad y en el periodismo..
. El problema con ellas es que están todavía en pleno desarrollo, a grado tal que nadie puede saber con seguridad cómo funcionaran las cosas en el futuro próximo. Por lo tanto, no pueden ser comprendidas todas sus posibilidades y consecuencias.
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. El debate es de lo más actual: ¿Desaparecerán los libros y periódicos impresos?, ¿cuál será su esquema de financiamiento?, ¿cómo trabajarán la industria musical y cinematográfica? No lo sé, y honestamente dudo que nadie pueda todavía afirmar una respuesta definitiva a estas interrogantes. El camino hacia la solución está repleto de luces y sombras.
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. Aunque la incertidumbre de cómo ser trabajará en el futuro es mucha, y pese a las adversidades que se enfrentan en la búsqueda de un esquema de financiamiento viable, lo que sí es seguro, pase lo que pase, se que se seguirá produciendo cine y música; seguirán habiendo escritores y periodistas. Su labor es imprescindible.
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. Pero para que puedan hacer ben su trabajo, es necesario que estén enterados de los desafíos que el futuro le presenta a estas profesiones. Eso definitivamente facilitará las cosas.
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