sábado, 9 de octubre de 2010

Bicentenario, bicentenario y bicentenario. La balanza


Bicentenario, Bicentenario y Bicentenario. Sin duda esta palabra ha estado retumbando en la cabeza de la mayoría de los mexicanos no sólo durante este año, sino desde mucho antes.

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. ¿Y cómo es que esa palabra logró retumbar en la cabeza de la mayoría? Pues nada más y nada menos que gracias a la ayuda del famoso “cuarto poder”, los medios de comunicación, que en ocasiones como esta, demuestran que la cuarta posición quizá esté equivocada.


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. El gobierno anticipó todo lo que los mexicanos presenciarían este año desde el 2006, durante el gobierno de Fox, mientras que el lema “orgullosos de ser mexicanos” y muchos similares empezaban a formar parte de la vida diaria de la población.

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. ¿Festejo o distractor? La pregunta sigue en el aire a la luz pública, mientras muchos aseguran tener la respuesta. El caso es que el gobierno dio inició a su proyecto de la mano con el aliado perfecto: los medios de comunicación.

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. La eficacia de la mancuerna se evidenció desde que las primeras actividades conmemorativas comenzaron a llevarse a cabo, los niveles de convocatoria fueron sorprendentes, superando así, todas las expectativas.

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. Ejemplos: la exhumación de los restos de los héroes patrios. A pesar de las críticas, la gente estaba ahí. O el espectáculo de luces en el Zócalo, el cual terminó en caos por el exceso de asistentes. El 15 de septiembre pareció dar la última palabra, millones de personas se dieron cita a los festejos, al igual que a los que antecedieron y a los que siguen precediendo ese día.

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. Conciertos, desfiles, exposiciones, monedas y billetes conmemorativos, el torneo de fútbol “Bicentenario”, la regata “Bicentenario”, el Festival Olímpico “Bicentenario”, el partido conmemorativo del bicentenario entre España y México, y una lista interminable de etcéteras.

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. Estos, sin duda los más polémicos. Que si propaganda política, que si intento de sofocar la insatisfacción pública, de tapar los problemas del país; que si pretexto para desvío y gasto inmesurado de recursos, y muchas cosas más, fueron las principales críticas, surgidas, por cierto, a la par del comienzo de los preparativos.

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. Páginas de revistas y periódicos, así como espacios sobre todo en internet –por la libertad que aun permite este medio- se llenaron de críticas. “No festejar el bicentenario sería una mezquindad”, dijo el secretario Lujambio, dentro de las pocas respuestas que se han dado por parte del gobierno.

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. Sin embargo, la inconformidad continúa al igual que los altos índices de convocatoria a los eventos que aun no terminan. ¿Cuál podría ser una conclusión? La primera, sin duda es que una vez más, la mancuerna medios-gobierno fue exitosa.

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. Si bien no el 100% de la sociedad estuvo de acuerdo -aspecto más que evidente-, fue igual de evidente que una gran mayoría se dejó seducir por las actividades, quizá no por estar de acuerdo por la manera y por el fin, sino tal vez sólo por aprovechar algo que estaría ahí, a su disposición, de cualquier manera.

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. Y también que sí, sin duda muchos intereses ajenos al hecho de realmente festejar a la nación se ocultaron tras los millones –de los que aun no hay cifra exacta- que se gastaron en los famosos festejos del bicentenario. Además de que las empresas de medios se embolsaron grandes cantidades por las actividades que echaron a andar con motivo de la ocasión y por los espacios que vendieron al gobierno “amablemente”.

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. Pero, ante la evidente imposibilidad de cambiar o frenar dichos festejos, no hay más que valorar lo bueno que dejó todo este arguende – lo siento, el significado estricto de esta palabra amerita aplicarla-.

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. En televisión, la emisión Discutamos México que contó con más de 500 especialistas, las series Hacia nuestros centenarios y Los Minondo de Canal 11, Gritos de muerte y libertad y 13 formas de amar a México, de Televisa y TV Azteca, respectivamente que, de manera independiente a la empresa que las respalda, contaron, sobre todo la primera, con el respaldo de gente reconocida y especializada.

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. En internet la sección que dedicó Youtube a videos de la independencia, la página electrónica del bicentenario que cuenta con importantes libros digitalizados y fáciles de descargar que, por cierto, cuenta ya con más de 9 millones de visitas; y los perfiles de los héroes patrios que se crearon en las diferentes redes sociales.

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. En el cine: Mujeres Patria, El Infierno e Hidalgo, la historia jamás contada. Por parte de la máxima casa de estudios, la UNAM, seminarios, congresos, debates, concursos y hasta publicación de diccionarios críticos sobre el tema.

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. Y así, inmensidad de actividades que sin duda, valieron y vale la pena aprovechar, que sin el pretexto de las fechas conmemorativas quizá no hubieran existido, pero están ahí de cualquier manera, entonces ¿por qué no aprovecharlas?

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. Además, por la cantidad de materiales que se generaron ¿quién puede negar que en la mayoría de la población surgió –lo que casi nunca ocurre- el mínimo interés por nuestra historia?, dentro del bombardeo de información al respecto ¿a quién no se le “pegó” algo, aunque haya sido involuntariamente?

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. Y también hay que considerar la proyección internacional de las muchas cosas valiosas que tiene México, como su riqueza histórica, lo que combatió un poco la mala imagen que se ha generado del país. Todo ello gracias a los trabajos de Discovery Channel, History Channel y CNN en español.

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. La críticas y el afán que han tenido muchos –afortunadamente- de mantener presente el tema de la delincuencia, la pobreza y en general la crisis que padece México, así como las irregularidades originadas a partir del mismo proyecto bicentenario, están también ahí, no hay por qué dejarlas de lado.

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. La balanza del bicentenario está en poner las cosas en su sitio, en aprovechar lo mucho o lo poco valioso que el famoso proyecto dejó, pero siempre teniendo los pies en la tierra, gozar sin perderse en el gozo, criticar y disfrutar, darle el lugar que se merece a cada cosa.

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