sábado, 7 de mayo de 2011

Viaje dialéctico

El universo era uno; un cero. Esa esfera se partió en dos. Dos partes, dos fuerzas: positivo/negativo: [Razón-luz-energía] ─ [inconsciencia-oscuridad-materia] Ya los antiguos lo intuyeron. Los chinos, por ejemplo, nombraron a esas fuerzas el ying y el yang.

A esta lógica de la explicación del universo a partir de la lucha entre dos fuerzas opuestas se le conoce como dialéctica. Es añeja en el pensamiento humano, y entre sus cultores más famosos están Hegel y Marx. El primero decía que el principio de todo cambio son las ideas. El segundo, que al contrario, todo tiene un origen material.


Desde la perspectiva que sea, el proceso es el mismo. Dos fuerzas opuestas que luchan: en su batalla se mezclan y luego se vuelven a combatir, por siempre. En este caos aparente hay equilibrio: Una no puede vencer a la otra, pues ambas fuerzas son opuestas e iguales al mismo tiempo. A pesar de eso, el resultado o consecuencia se modifica con cada enfrentamiento, de modo que las posibilidades son infinitas.


La dialéctica sirve para explicar muchísimas cosas: El universo, la vida, el bien y el mal. Es el proceso que da lugar a la historia, el mismo de la comunicación y la construcción de significados. Sirve para explicar desde aspectos de la física hasta por qué las personas son distintas entre sí.


He visto en mi cabeza como funciona. La primera vez, tenía 17 ó 18 años e iba en la prepa: vi nacer el universo mientras esperaba a un chico en un parque. Fueron signos matemáticos negros, moviéndose sobre una pizarra blanca: Primero una bola o cero se partía en dos, luego esas dos mitades se transformaban en signos de más y menos, multiplicándose, expandiéndose, revolviéndose. Millones de operaciones simultáneas, posibilidades numéricas infinitas. Pero, no importa cuántas operaciones se hagan, la suma es siempre la misma: cero. Por más que cambie, el universo es esencialmente el mismo.


Ya antes lo intuyeron los primeros hombres, y lo llamaron dios. Pero se confundieron, o crearon confusión para crear cotos de poder. Está en todas partes, dijeron, pero lo adoraron como algo superior o externo. Por soberbia, o para reponernos parte de nuestra divinidad, dijeron que estábamos hechos a su imagen y semejanza. No supieron, o para conservar poder impidieron que otros supieran, que somos parte y resultado de esa batalla. 


Por un lado, somos un instrumento de la razón, que trata de hacerse consciente de sí misma mientras pensamos; si lo logra dejaría de necesitar a la materia. Pero, al mismo tiempo, somos materia y estamos atados a ella. La materia también quiere vencer, someternos a sus condiciones para contrarrestar a la razón. Por eso debemos comer, dormir, satisfacer necesidades materiales. Ninguna es mejor que la otra: ni somos más una cosa que la otra, sino las dos. Resultamos de esas dos fuerzas que se repelen con la misma fuerza con la que se atraen, que se aman tanto como se odian.


Eso por ahora, ¿y luego? Al morir tanto la materia como la energía se transforman. El cuerpo se pudre y se vuelve otra cosa, ¿pero qué pasa con la energía y la razón? También van a una operación diferente: tal vez tu energía sólo sea parte de la energía que consuma otro ser, u otros seres. Con mucha suerte formarás parte de otra razón, u otras razones. No desaparecerás, pero no serás tú mismo, sino otras cosas o seres, tal vez en planos del universo distintos.
Quizá, tras lapsos de tiempo inconcebibles, formes parte de un ser consciente de sí mismo. Aunque menos probable pero no menos posible, de alguna manera podría ser que toda la materia y la energía que eres vuelva a reunirse en algún punto. Si fuera en un ser consciente de sí mismo, ¿volverías a ser tú?


Lo que todavía no puedo imagino es para qué todo esto. Me parece que preguntar cuál es el sentido de la vida es lo mismo que preguntar por qué se partió el universo: aunque hay movimiento, no se sabe qué lo originó.


Dicen los científicos que el universo se expande. ¿Hacia a dónde, si en el universo están todo el tiempo y el espacio? La nada. Imposible pensar la nada. No es vacío, pues el vacío es al menos espacio. No es antimateria, pues la antimateria es la versión en negativo de esta materia que conocemos. La nada me parece lo único imposible este universo. 

2 comentarios:

  1. Me gusta tu texto tiene ese corte borgiano interseante,saludos

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  2. Gracias por comentar, Mixha. ¡Sigue leyéndonos, por favor!

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