Algún sujeto tuvo una impresionante idea: “con estas cosas que ya no quiero, pero que aún sirven, puedo sacar algo de dinero”. Así nació la venta de garage. En Estados Unidos partió esta práctica e incluso existen empresas dedicadas a organizar dichas ventas. Es una buena manera ¿Cómo tirar algo que a otro le puede servir?
. A los habitantes de mi bella colonia, Santo Domingo, les ha dado por sacar sus objetos al más puro estilo “venta de garage”. Es patético porque no venden ni la mitad de lo que ofrecen y, en lugar de ser un negocio en decadencia, cada vez más personas sacan su pseudo mercancía a decolorarse bajo los rayos del sol. Desfilan ante la vista indiferente de los transeúntes videos en VHS o BETA que son grabados, ya sea de la tele o de su versión original; zapatos rotos que alguien con mínimo 2 dedos de frente no se pondría ni perdiendo una apuesta; fierros viejos cuya utilidad es más difícil de adivinar que el siguiente número premiado de la lotería; muñecas sin cabezas y demás juguetes poco atractivos para los niños.
. Los encargados de dichas ventas de garage, que cabe aclarar casi nunca son en garage, se esmeran acomodando sus artículos a orearse unas horas para después guardarlos, como un pasatiempo que iniciará un circulo vicioso: alguien compra el producto y al acumular un considerable número de objetos no deseados los ofrecerá al consumidor más atolondrado, que a su vez hará lo mismo.
. Espero que un día la competencia de dichos puestos sea tanta, que no se desee entrar en esa desgastante actividad y empiece la decadencia. Fue una gran idea la venta de garage, pero la ley de re-utilizar en esta colonia se ha vuelto la ley de “tira mi basura por favor”, y hay que pagarles.
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