“Hola, ¿cómo estas?”, escuchas por la calle, y no suele ser importante cuál sea tu contestación, da lo mismo si es un bien, un mal o cualquier estupidez. De verdad, es irrelevante en la mayoría de los casos la respuesta, porque ese saludo es sólo una fórmula socialmente aceptada como tantas otras.
. “Ánimo”, “ten fe”, “suerte”, etcétera; son frases o palabras cuyo significado se pierde y terminan siendo mencionadas sólo por costumbre, sin interés alguno por parte de quien las dice o las recibe. Existen y punto, algunas son eficaces para iniciar o comprobar un lazo de comunicación, pero, son incompetentes en otras situaciones.
. Muere mi abuela. Desconsuelo, mucho dolor. La gente sólo dijo: “lo siento mucho”, “lo siento de verdad”... en ese momento, a varios les quise introducir cualquiera de esas variantes del sentir por lugares obscenos. ¿Qué demonios era lo que sentían? Esas frases fueron insuficientes para resarcir cualquiera de mis heridas.
Fallece un amigo.
. “Lo siento”, fue mi consuelo a su madre y no pude decirle algo más a esa mujer de mirada doliente y ansiosa. Abrazarla era una opción lejana, los pesados sentimientos me mantuvieron paralizada, el lenguaje corporal me fue tan útil como mi lengua trabada.
. Mi cuerpo tiende a traicionarme, quedan sólo las palabras para expresarme. El lenguaje se convierte en cadena, se vuelve límite; el “te amo” suena tan insulso mientras él se despide en el aeropuerto y decirlo en japonés, italiano o francés no lo hará más profundo o sincero.
. En situaciones donde la razón se va a segundo plano, es desagradable el experimentar palabras simbólicamente atascadas en la garganta. Tienes en la punta de la lengua expresiones confusas hasta para ti mismo y al final, cuando se liberan, lo hacen en las habituales frases: “cuídate”, “perdóname”, “no te rindas”... las cuales son paradoja al exteriorizar todo y nada.
. Quisiera ser original, pero cómo podría serlo. Cuando intento tejer una nueva red con la madeja del lenguaje, termina siendo tan parecida a las ya existentes y a la vez mejor elaboradas. Quizás es por mi falta de creatividad, o por la comodidad de usar expresiones comunes que no requieren explicación.
. Me incomodan esas fórmulas sociales, porque desconozco si las otras personas les brindan un valor o sólo las utilizan como parte de los prescindibles rituales de “cortesía”. Me irritan, casi tanto como las uso, e incluso estoy segura de que cuando termine este texto y me encuentre a alguien, sin pensar, le diré: “Hola, ¿cómo estás?”.
Y entonces que la gente no se salude?
ResponderEliminarAlguna vez has ido a provincia y te has dado cuenta de la forma en como se saludan las personas de la comunidad?
Coincido contigo, pero creo que aunque las frases de pregunta/respuesta sean simples y comunes no por eso deben dejar de ser sinceras.
ResponderEliminarLa cosa aquí es cuando lo importante se vuelve intrascendente debido al desgaste propio de lo cotidiano.
En fin.
Me gustó que abordaras este tema, tan de la vida diaria, independientemente de la reflexión que haces al respecto, porque es de las pequeñas cosas sobre las cuales hay que cuestionarse.
Aunque en general está bien escrito, te pediría un poco más de cuidado; de pronto usas la segunda persona del singular de una manera que me parece no está del todo justificada. Un par de palabras y artículos que creo están de más, y eso sería todo.