lunes, 26 de octubre de 2009

Sequía en Macondo

Cuando era niño las vacaciones entre un ciclo escolar y otro, como los buscadores electrónicos, remitían a ciertas palabras clave: sol, verano, playa, pistolas de agua, clima agradable... Cuando entré al bachillerato esto cambió: el “verano” era ver llover por la ventana o salir a la calle y brincar los charcos. Ahora las frases hechas y lugares comunes como “el caluroso verano” o “el inclemente invierno” pierden sentido en medio del frente frío número ene en junio o bajo el sol de un mediodía de enero.

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. Como cada año, la temporada de lluvias comenzó en el momento justo del inicio de las vacaciones; las tardes de julio y agosto transcurrieron entre truenos, empapadas y hasta granizo. A esas alturas, para mí no fue ninguna novedad. Comenzaron a llamar mi atención, sin embargo, algunas frases que llegaban a mí desde la tele, los periódicos o los portales de internet: sequía, retraso de lluvias, ciudad sin agua... Conciente estoy de que el agua se está terminando no sólo en México sino en el mundo, ¿pero decir que la ciudad se está secando en pleno agosto?
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. Con ironía, la lluvia arreciaba ante cada declaración de Marcelo Ebrard. A principios de septiembre cayó una tormenta digna de una película de Kurosawa, tiró árboles, voló transformadores, detuvo metros e inundó casas. Sin embargo nos estamos quedando sin agua, porque por alguna razón, aunque la capacidad de drenaje de la ciudad fue superada cinco veces esa noche, los sistemas de captación de agua no bastaron para recolectar el caudal ofrecido por las nubes.
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. No debería sorprenderme, pues vivimos en un país de paradojas: tenemos al hombre más rico del mundo y a millones de pobres, poseemos una riqueza natural envidiable pero dependemos de la importación, tenemos uno de los mejores sistemas de educación pública superior pero pocos son quienes le sacan jugo. ¡Sólo aquí se habla de sequía cuando llueve en Macondo!
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. En mi casa vivo a diario mi propia paradoja, la misma de la ciudad pero en pequeño: como el náufrago sediento en medio del mar, resido en un edificio con una cisterna llena, pero de cuyas llaves no cae agua. Se hacen cada vez más frecuentes las contorsiones frustradas del rostro en las mañanas, las pláticas en los lavaderos en lo que se espera un chorrito para lavar la ropa y se perfecciona el arte de mentar madres con los ojos cuando un vecino prende su lavadora y el resto del edificio recibe agua color chocolate.
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. El colmo llega cuando el recibo del agua cae con puntualidad en nuestro buzón. ¡¡¡¡CUATROCIENTOS NOVENTA Y OCHO PESOS!!!! ¡Pero si en mi casa sólo somos tres! ¡Pero si mis padres me preguntan si todavía vivo con ellos de lo poco que me ven! Tras revisar fugas y desperfectos en las tuberías, descubrimos el problema: el medidor de agua, con veinticuatro años de edad, se encuentra en el ocaso de su vida funcional, y en lugar de agua, por él circula aire, lo cual activa el mecanismo aunque no consumamos líquido.
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. La Comisión Nacional del Agua, veloz como ninguna para llegar a tu casa si hay una baja drástica en el monto cobrado, comunicó que tardará entre treinta y sesenta días hábiles para presentarse a solucionar el problema. Ahora, como la chica que no deja a nadie acercarse al teléfono porque su novio podría llamar en-ese-preciso-momento, estamos a la espera del mesías salvador, con mucho cuidado de no dejar la casa sola: no vaya a ser que llegue y no nos encuentre. Mientras tanto, me baño bajo un hilito de agua al tiempo que por la ventana escucho caer el diluvio universal.
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. Me frustro, pero luego recuerdo que éste es México, un país paradójico con sus frentes fríos en verano y sus ondas de calor en invierno, donde se descompone algo y decimos “pásame las pinzas para darle un chingadazo” y donde jugar un partido de futbol e irse a chelear después son parte de un mismo ritual. Mientras le doy varias vueltas a la llave para interrumpir la caída del intermitente chorrito y me dispongo a salir de la regadera, ya más tranquilo recuerdo que la contradicción en esta tierra no es un sinsentido, es un estilo de vida.

1 comentario:

  1. En efecto mi querido Ángel, entre más días, las ironías y las paradojas van en aumento en nuestro país. Lo único que nos resta es tomarlo con buen humor y hacer de cada una la mejor de las experiencias. jajajaj

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