Las experiencias, mis experiencias, adquieren mayor sentido cuando no doy todo por dado. Asumir que las cosas son dadas, es decir: que son así porque sí, es una predeterminación excluida ya de una identidad perturbada y reanimada (la mía). Ésta adquirió conciencia crítica gracias al alguien que jamás dio nada por dado: Julio Cortázar.
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. Su sucesivo cuestionamiento a todo y todos, permitió la creación de obras imperecederas y de gran simbolismo del actuar humano. Bestiario «andaba sin buscarlo, pero andaba para encontrarlo». Ésta es la primera obra en la que Julio Cortázar dice sentirse "realmente seguro de lo que quería decir". Se trata de ocho cuentos en donde aparecen perfectamente entrelazadas algunas características esenciales de la narrativa de Cortázar: el humor, el absurdo y lo fantástico. Los cuentos de Bestiario son, según el propio autor, estructuras cerradas que no problematizan más allá de la literatura.
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. Al comenzar a leer el libro, el fantástico viaje inicia con una muestra del terror puro, manifestado en Casa tomada, el más corto de los cuentos, pero no en ideas y emociones. En un viaje donde las direcciones las da tu imaginación, puede ésta ser alterada por Carta a una señorita en París, donde las letras están impregnadas de surrealismo puro.
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. Retomando el viaje —de largo recorrido— nos encontramos a Lejana, de infinitas connotaciones, que además estruja por completo la lógica. En el recorrido se presenta la agradable incomodidad de la parada para poder tomar el Ómnibus que nos llevará a dar una vuelta a la realidad plagada de juicios irracionales, armonía/rudeza urbanas; cercanía/distanciamiento; deleite y deber.
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. Ya zarandeados por la brutal sacudida de lúcidas ideas, nos damos cuenta de que lo real y fantástico pueden y son al mismo tiempo. Cefálea descubre que la confusión frustra pero alienta a la imaginación, que otorga claridad a la incógnita. Ya con el alma repleta de incertidumbre en cuanto a la vida, volvemos a toparnos con la conjunción de lo fantástico y real, en este caso hallamos a un monstruo que mata y tortura. Circe es su nombre, una mujer es ella, “sólo” una mujer.
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. El itinerario de viaje alerta su final, pero no sin antes habernos reservado vertiginosos encuentros. Las puertas del cielo, añoradas, e inexistentes. Aquí nos enfrentamos a monstruos pero con disfraces: a las costumbres carentes de sentido, a nosotros mismos. Enemistados con la propia conciencia, culmina la revolución interna con la visita a un Bestiario, donde se delata la adaptabilidad del hombre a la vida, forzada e inherente a la existencia humana.
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. Al final me doy cuenta de que yo planee la travesía, sólo me deje sorprender por lo que hallaba en el camino. Los textos, como los viajes, son muy aburridos cuando se vuelven lineales. Cortázar se puede leer en múltiples direcciones: de pie, de cabeza, de atrás para adelante, salteado y siempre, siempre será Cortázar. Léelo donde y como te plazca, ésa es la mejor opción.
que onda carlitos
ResponderEliminarlejos de ponerte una crítica mamona como es mi costumbre, en ocosiones no van al caso, pero bueno.
esta chido lo que escribes hasta me dan ganas de leer el libro, me lo habían contado de otras formas, tú en especial le das otro sentido con esta columna, te rifas, aunque es raro tu estilo de escribir, ya entiendo por que te identifican tan fácilmente cuando críticas otras cosas.
y es que como hablas, te viajas y empiezas a divagar, escribes--igualito--neta.
Rubén Flores