El final de la primera época de Burda seriedad coincide con varios otros finales: estamos por concluir el mes, algunos se encuentran sumergidos en el término del semestre y todos estamos a semanas de despedir un año más. En automático se efectúan dos procesos: la evaluación del periodo que termina y la planeación del que comienza. Se hacen planes, se establecen propósitos, se trazan metas; siempre con la vista puesta en el futuro.
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. En alguna ocasión utilicé a Karl Popper para contraargumentar las decisiones del ejecutivo respecto a Luz y Fuerza del Centro, pero no sólo me baso en Popper cuando quiero hablar de política, también intento apegarme a su filosofía en ámbitos mucho más cercanos a mí. Por ejemplo, cuando dice que el hombre, además de creer en sí mismo, debe tener algo por qué luchar o cuando nos invita a ser forjadores de nuestro destino, a hacer las cosas lo mejor posible y a aprender de nuestros errores. Pero sobre todo, cuando afirma que no se debe sacrificar el presente en aras de un futuro ideal.
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. Claro que debemos pensar en el futuro, pues unos cuantos parpadeos más y se convertirá en presente, habría que procurar un estado de bienestar para los tiempos venideros. Sin embargo, construir nuestro brillante porvenir opacando al presente es, a mi parecer, el error y el pecado más grande que un ser humano puede cometer, pues, en primer lugar, se trata de una afrenta contra él mismo.
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. Está muy bien que uno se empeñe en realizar sus estudios o su trabajo con la mayor dedicación posible, pero el fruto de todo ese esfuerzo, ¿cuándo se va a recolectar? ¿Cuándo vas a ser feliz? ¿Terminando la prepa, la universidad, cuando te titules, cuando trabajes, cuando te jubiles, cuando mueras?
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. Imagina que las profecías mayas son ciertas y que en poco más de dos años, en 2012, el mundo se termina. O, si te parece absurdo todo esto de los astros y las predicciones, no digamos que morirás por el diluvio universal, sino atropellado por un burro. ¿Estarás viviendo la vida al máximo, podrás decir que no te arrepientes de nada, que nada te faltó por hacer, que disfrutaste el camino? ¿Habrás tenido una vida de desenfreno total o de plano apenas si saliste de abajo de las cobijas? ¿Estarás satisfecho con tu decisión?
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. Poco pensamos en ello. Lo que ocupa nuestra mente es el trabajo que se entrega mañana, la cita o la reunión de la semana que viene, llegar a fin de mes. Quien llamó a los estudios superiores “carrera universitaria” nos desgració a todos. Nos lo tomamos demasiado en serio: en sus marcas, listos, fuera y voy derecho, no me quito.
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. Y mientras tanto, el tiempo pasó y poco le importó si hiciste o dejaste de hacer. Además la puerta no se cierra cuando uno muere, a veces es mucho antes: cuando nos damos cuenta, ya somos demasiado viejos para hacer tal o cual cosa, ya tenemos familia y otras responsabilidades, ya se fue la persona a la que nunca dijimos “te quiero”. La experiencia me ha enseñado que uno lamenta hacer muchas cosas, pero que el arrepentimiento de no haberlas hecho es infinitamente mayor.
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. Tal vez vivir cada día como si fuera el último a la larga saldría contraproducente: generaría una angustia desmesurada el estar siempre concientes de todo lo que falta por hacer. Pero en nuestra marcha hacia ese día nunca hay que olvidar hacer una pausa para asimilar el aquí y el ahora. Así que los invito a todos ustedes, lectores, a decir, hacer, correr, reír, gritar, vivir. Que la fábula nos la enseñaron mal: ¡En esta vida hay que ser la cigarra, no la hormiga!
Imagen: Ángel Suárez
Tu escrito hace reflexionar de que diablos estamos haciendo cada minuto y si realmente estamos viviendo el presentecomo queremos o aspirando a un futuro incierto que tal vez nunca llegará.
ResponderEliminarHay una nostalgia en el ambiente, por el fin de semestre, por el de la primera temporada de Burda Seriedad (que espero haya segunda y muchas más), pero sobre todo por cuestionarnos si realmente hemos logrado lo que queríamos.
Me gustó tu texto.
Saludos
Juan Tototzintle
leido
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