jueves, 5 de noviembre de 2009

Una tradición viva: el pan de muerto


Como cada año la mayoría de los mexicanos ponemos ofrendas a nuestros fieles difuntos. Estos altares constan de guisados de preferencia de las personas difuntas, su foto, flores de cempasúchil, agua, fruta, y veladoras.
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. Pero no olvidemos el famoso pan de muerto. Es por ello que esta columna tiene su razón de ser. Para los mexicanos es un verdadero placer comer este bizcocho. Lo que no sabíamos algunos es que este pan tiene su origen en la época de la Conquista. Fue inspirado en rituales prehispánicos. Hoy en día, es uno de los elementos más indispensables de las ofrendas brindadas a nuestros fallecidos. Me remito a decir que el gusto por la elaboración de un pan tan especial se remonta a la época de los sacrificios humanos y a la llegada de los españoles a lo que entonces era la Nueva España.
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. El nacimiento de ese pan se basa en un rito que hacían los primeros pobladores de Mesoamérica a los muertos a quienes enterraban con sus pertenencias. También hacían un ídolo de Huitzilopochtli de alegría, al que después encajaban un pico y, a manera de sacrificio, le sacaban el corazón en forma simbólica, pues el pan de amaranto era el corazón de ídolo. Luego se repartían entre el pueblo algunos pedazos del pan para compartir la divinidad. Se cree que de allí surgió el pan de muerto, el cual se fue modificando de diversas maneras hasta llegar al actual.
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. Llegamos al punto en que comer muertos es para el mexicano un acto de verdadero placer, pues es considerado una antropofagia de pan y azúcar. El fenómeno se asimila con respeto e ironía, se desafía a la muerte, nos burlamos de ella comiéndola.
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. Su figura tiene un significado: el círculo que se encuentra en la parte superior del mismo es el cráneo, las canillas son los huesos y el sabor a azahar es por el recuerdo a los difuntos. Existen diversas variedades dependiendo de la zona en donde se elaboren, siendo lo más habitual que se haga con una masa de mantequilla, harina, levadura, huevo y azúcar, la única variante es la ralladura de naranja, limón, azafrán o cajeta, pero la base es siempre la misma.
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. De ahí que las poblaciones mexicanas han tenido un gusto particular por el tradicional pan de fiesta, el cual es ofrecido a los difuntos que regresan a reencontrarse con sus familias el 1 y 2 de noviembre, de acuerdo con las tradiciones y costumbres del Día de Muertos que festejamos año con año.

4 comentarios:

  1. Bien Michelle,
    El texto es claro. Sencillo. Divertido.
    Me gustaría subrayar que el pan, el chocolate, el mole y todos los elementos gastronómicos más importantes de nuestra cocina son productos mestizos. Son parte de una deliciosa mezcla de diversos mundos.
    Saludos,
    MACG-G

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  2. fluido aunque faltan referentes... jajaja, perdón, eso siempre me comentan de mis trabajos en géneros; pero bueno, me gustó especialmente la parte de la antropofagia de pan y azúcar, creo que por ello no soy gran fan del pan de muerto, pues desde mocoso me imagino que en realidad me estoy comiendo a un finado al grado de llegar a intuir que los muertos han de saber mucho a mantequilla je!, que andes bien michelle

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  3. ahh!! siempre es un gusto leer tu columna es muy entretenida. jiji me debes un pan de muerto. jomy!! see es importante q nos informes sobre las costumbres, que yo ignoraba!! vale cuidate y sigue escribiendo asi .. y mas !!
    RUTH

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  4. DEATH BREAD

    acom´pañado de un chocolatito calientito

    lo que mencionas sobre lo de Huitz, yo lei que hacian figuritas de pan q lo representaban:

    tus hijos del mundo te comerán
    y serán parte de ti

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