domingo, 7 de marzo de 2010

El medio no siempre es el mensaje


El internet y los usos que éste recibe han experimentado una rápida evolución en la última mitad de la década pasada. En sus inicios fue similar a una gran enciclopedia virtual donde el usuario consultaba información y el monitor de su computadora se la arrojaba. Ahora la frontera emisor-receptor se parece más a una línea punteada que se puede cruzar una y otra vez sin demasiada dificultad.
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. Se le conoce como la web 2.0, la era de las redes sociales, donde todos son productores de mensajes y todos están conectados con todos. Pese a su gran diversidad, sus funciones pueden reducirse a dos operaciones: generar y mantener contactos por un lado y ver y ser visto por el otro. Mucho de lo que se hace en las redes sociales es una variación de la segunda: subir retratos atractivos o las fotos de la última fiesta, dar regalos o escribir comentarios en álbumes, muros y perfiles.
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. La utilidad o inutilidad de estas actividades, los riesgos que puedan o no conllevar o la importancia o banalidad de tener una cuenta en Facebook serán motivo de muchos debates por mucho tiempo. Lo que a mí me interesa ahora es qué sucede cuando el “ver y ser visto” se convierte en “leer y ser leído”.
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. Mucho de lo que se escribe en las redes sociales resulta completamente inofensivo: aquél que informa al ciberespacio hasta de cuando va al baño vía Twitter o que en Livejournal platica la más reciente discusión con su madre. Superfluo e irrelevante salvo para el autor y, tal vez, para su nanoaudiencia.
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. Hay quien apuesta por los fines educativos: algunos profesores abren blogs que funcionan como tablero de mensajes o biblioteca virtual de las lecturas para la clase. Otros por su parte encuentran las ventajas comerciales y publicitarias de tener una cuenta en Facebook o Twitter.
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. ¿Pero qué pasa cuando quien escribe deja de ser un mero emisor más y se convierte o en fuente de información o en líder de opinión? ¿Existe alguna garantía de que lo que leemos es verdad o está fundamentado? ¿Qué tanto son las redes sociales una fuente de infinita desinformación?
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. Hace unos meses causó revuelo en un sector de los usuarios de redes la aparición de una cuenta de Twitter a nombre del filósofo alemán Jürgen Habermas, nombre familiar sobre todo para quienes se dedican a estudiar a la comunicación (un sector, por cierto, muy entusiasta de las redes sociales). El Twitter de Habermas pronto alcanzó más de 6 mil seguidores hasta que alguien se dignó a preguntar al autor de Teoría de la acción comunicativa si la cuenta en verdad pertenecía a él. La respuesta: “No, no, no. Ése es alguien más. Éste es un mal uso de mi nombre”. Jonathan Stray, quien rastreó a Habermas hasta la Universidad de Frankfurt, publicó su descubrimiento en su blog.
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. Suplantación de identidad y engaño, sí, pero hasta cierto punto también inofensivo: el falso Habermas se dedicó a copiar extractos de los manuscritos del autor. En ocasiones, sin embargo, sí es un peligro cuando alguien obtiene un espacio en un medio de comunicación. Existe, por ejemplo, el sitio Republican Faith Chat (Chat de fe republicana), un blog donde sus autores se dedican, dicen, a compartir su fe. En este portal pueden encontrarse escritos titulados “Dios odia a Chile 500 veces más que a Haití”, “¿Es pecado dar dinero a los haitianos?”, “No se equivoquen: los homosexuales no son como nosotros” o “¿La causa de la gripe porcina? ¡La bestialidad mexicana!”.
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. Con ejemplos como éstos, ¿es posible hablar de periodismo a través de las redes sociales? No me refiero al caso de periodistas que suben a sus blogs personales los reportajes que publican en medios impresos, sino a las personas que utilizan los servicios de Blogger, Wordpress, Livejournal, Twitter o incluso Facebook y Hi5 para realizar su actividad periodística sin nexos con alguna empresa informativa.
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. El primer problema es la credibilidad. ¿Cómo saber si un reportaje es legítimo o si su información es tan cierta como el Twitter de Habermas o las aseveraciones sobre la zoofilia de los mexicanos en Republican Faith Chat? Creemos lo que vemos publicado en un periódico porque ya conocemos al medio y confiamos en él, aunque sabemos que incluso ahí llegan a haber reporteros que inventan sus historias. ¿Cómo confiar en el autor de un blog? ¿Cómo saber si yo Ángel Suárez, autor de este artículo, soy el estudiante de Ciencias de la Comunicación que digo ser y no alguien más? ¿Cómo saber que el de la foto soy yo?
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. Sin embargo, no olvidemos que la prensa de finales del siglo XIX e inicios del XX utilizaba constantemente seudónimos y también lo hacen caricaturistas actuales. Más importante es la capacidad de discernimiento del lector. El internet requiere una alfabetización especial: no basta con saber leer y saber usar un navegador, hay que aprender también a separar la información útil de la que no lo es, a corroborar los datos con diferentes fuentes, a distinguir qué sitios son confiables y cuáles no. Porque así como existe Republican Faith Chat también hay esfuerzos de estudiantes, reporteros independientes e incluso personas sin formación periodística que se empeñan por que sus escritos posean el mismo rigor metodológico que un texto que presentarían al editor de una publicación. Es el caso de los autores de este blog, que buscamos hacer periodismo de opinión. ¿La plataforma demerita el contenido? No lo creo. Si un escrito pasa las pruebas de corroboración del lector, tal vez el proceso pueda darse a la inversa: en lugar de que el renombre de un autor o medio dé credibilidad al trabajo, podría la calidad del trabajo dar credibilidad al autor.

5 comentarios:

  1. Chido dibujo. Lo que sucede, a mi parecer, es que asistimos a un momento de extrema simbolización del orden social. Las redes sociales no son más que juegos simbólicos en los que confiamos para sentirnos incluidos y poder participar, y, por lo tanto, se les tiene que conceder el beneficio de no dudar de la identidad de quienes están detrás de la producción de esa información. De hecho, creo que no importa mucho en realidad si la persona que está detrás es quien dice ser, porque cuando todo es información y símbolo puro los contenidos valen por sí mismos. La problemática está cuando esa información adquirida se lleva al campo de acción empírico donde produce resultados que no siempre serían los deseados, pero, commo diría Habermas, la comunicación se da por el mero entendimiento, no importando mucho su componente perlocucionario. Creo que la situación sirve para raforzar que el medio sí es el mensaje, en el sentido que lo decía McLuhan: los medios son cargas psíquicas impuestas a una comunidad que cambian su forma de concebir el mundo y accesar al conocimiento; el Internet, en especial, impone la carga psíquica de la nueva alfabetización que tú comentas, y de desconfiar de las fuentes a las que te acercas pero considerar su contenido simbólico desnaturalizado y separado de sus autores. El resultado es, forzosamente, la generación de una nueva visión sobre el conocimiento en la sociedad de la información.

    Felicidades por el blog!

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  2. No sé qué tan de acuerdo esté con McLuhan. Creo que mi problema principal con su propuesta es la terminología que utiliza. Creo que lo que él entiende por "mensaje" es lo que el resto de la gente entiende por "efectos". Tiene razón cuando dice que el medio va a producir efectos independientes al contenido del mensaje y que el medio alterará de una u otra forma la naturaleza del mensaje. No creo que esto signifique que medio = mensaje ni que el medio sea de mayor importancia que el contenido del mensaje. Es un poco lo que defiendo en este artículo: el internet, con todo lo que conlleva, no creo que tenga incidencia alguna en la condición periodística de un mensaje publicado en el.

    Me da gusto tenerte por aquí. Esperemos te siga gustando el blog.

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  3. Me gustaría resaltar la importancia de la arquitectura de la red. Es cierto que no podemos restringir o pasar por un filtro de calidad/veracidad las aportaciones de los usuarios de la red. Pero ahí es donde radica su importancia. Recordemos que internet esta construida de forma que todos puedan compartir información para su mismo desarrollo y que en un principio ese fue el principal motor de cambio.

    Les dejo el link de un texto de Manuel Castells titulado La Galaxia Internet.

    http://medioymensaje.wordpress.com/2010/02/19/la-galaxia-internet/

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  4. Hola Angelillo, bastante ameno tu escrito y es verdad, las fuentes en internet son un arma de doble filo. A pesar de que es algo que ya todos podríamos decir que estamos conscientes rescato tu empeño por resaltar la importancia de descartar aquellas páginas que no tienen una vinculación creíble, sé que puede que no sepamos cómo hacerlo, pero desde el .org o el .edu, etc. podemos comenzar...
    Muy buena la recomendación de la Galaxia Internet de Castells del comentario anterior!!
    Asimismo, es bueno que no te limites a hablar del tema y des una opción de cambio, una propuesta para escoger la información de Internet, cosa que no siempre hacen los escritores y que los vuelve monótonos al resto de los escritos al respecto.
    Cuidate mucho!
    Felicidades por darle continuidad a tus proyectos. Por aquí andaré de latosa...
    Besos

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  5. Bieeeeeen!

    Me da mucho gusto que hayan decidido seguir.
    Disfruto tu estilo Ángel.
    Nos estaremos leyendo!

    Mucho éxito!

    Un beso.

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