Amores semánticos

Inicialmente pensé escribir un ensayo tecnológico-antropológico-cultural titulado “La generación de nuevas dinámicas en las relaciones de pareja a partir de las redes sociales”. Después imaginé una crónica llamada “Mi novia se enojó porque no cambie mí estado civil en Facebook”. Evidentemente no logré nada de eso.

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. Mucho se habla acerca la evolución de la red a la llamada web 2.0, aquellos portales basados en software capaz de correr desde internet, mejor conocidos como Twitter, Facebook o YouTube, sólo por mencionar algunos. Estos sitios donde el valor de los contenidos se lo dan las aportaciones de los usuarios, las llamadas redes sociales, han provocado nuevos comportamientos en las relaciones personales.

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. Muy lejos quedó la antigua tradición de escribir cartas para enamorar a esa mujer que pretendemos. Y las nuevas tecnologías no han adoptado estas viejas formas. El concepto de “mail de amor” no parece tener muchos followers hoy en día. La interactividad uno a uno que da el Messenger parece ser lo único que hace que no sea totalmente desplazado por el Twitter. Pues no creo que sea agradable para mis 20 seguidores enterarse como pretendo ser el mejor prospecto para esa mujer que pronto se convertirá en mí hashtag personal.

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. En el Facebook se da un fenómeno muy curioso, pues entre la información que uno puede poner en su perfil además del nombre y fecha de nacimiento, está la situación sentimental. En otras palabras es la forma de anunciar un compromiso sentimental entre dos personas en el siglo XXI. La importancia que dan los usuarios a este dato puede ser variable pero no indiferente.

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. En algún punto pensé que requeriría datos estadísticos para sustentar mi idea, así que empecé a hurgar en los perfiles de mis 100 contactos en Facebook (en serio, alcanzo los 100). La investigación arrojó estos resultados: de los 100 perfiles visitados, el 50% no tenía el dato publicado y el otro 50 si. De los que sí lo tenían treinta y cinco estaban solteros, quince con pareja, un “viudo”, un “es complicado” y uno en relación abierta (sí, ya se que son mas de 50 pero ya era tarde y no se me dan las matemáticas).

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. Al parecer la idea detrás de anunciar tu soltería radica en que quieras que “alguien” se entere de tu situación, si no te interesan sencillamente omites el dato. Aunque la omisión de cierta información también puede darse por no querer compartir “esas cosas” en la red. Cuando tienes una relación existe la posibilidad de que incluso digan con quién, si esa persona también tiene cuenta en Facebook.

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. Lo curioso es ver perfiles que pasan del “soltero” al “en una relación”, al “es complicado” y de ahí al “en una relación” pero con otra persona. Y de regreso. Posiblemente por eso algunas personas no publiquen inmediatamente su nueva relación, por aquello del “si no funciona, no me quemo ante todos”. Algunos argumentan que simplemente no lo hacen por no compartir esa parte de su vida, y yo pregunto: ¿Nunca han sentido la felicidad de decir en voz alta: él es mi novio o ella es mi novia? ¿Nunca han sentido la necesidad de gritarle al mundo que comparten su vida con esa persona especial.

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. Pero no sólo entre novios se dan estas cosas. Las redes sociales tienen la ventaja de que puedas rechazar a aquellas personas que te caen mal, o en el mejor de los casos cuando te enojes con un amigo, eliminarlo de tus contactos y/o followers. Nuevamente la tecnología nos da la posibilidad de innovar las formas de decir “no te quiero en mi vida”.

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. Hace algunas semanas se comenzó a hablar de la Web 3.0 y de cómo ésta sería semántica. Lo que quiere decir que funcionará a base de etiquetas. Así cuando realicemos una búsqueda obtendremos todos los resultados cuyo significado se relacione. Algunos creerán que está muy lejos el punto en que puedan googlear el nombre de sus amigos y obtener como resultados sus videos favoritos en YouTube, sus fotos y comentarios en Facebook, incluso lo que tuitean, las paginas que vistan, etcétera. Sólo tomen en cuenta que en Facebook ya se pueden etiquetar comentarios.

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. Definitivamente la Web 3.0 esta tomando forma y nosotros formamos parte de ella, aunque no nos demos cuenta. Cómo impactara en las formas en que convivimos, trabajamos y amamos, sólo el tiempo lo dirá. Nadie ha escrito las reglas de comportamiento ético en la red. Son los usuarios quienes le dan forma día a día. Démosle una forma agradable.