La desesperación y la impotencia llegaron al límite en Ciudad Juárez, al menos en el ámbito periodístico. Primero fueron las “muertas de Juárez”, luego el inicio de la lucha por el territorio, atrayendo secuestros, terror y, sobre todo, muerte.
No hay acuerdo sobre las cifras, sin embargo, no hay duda de que en esos números interminables se encuentran las vidas de muchos periodistas, cuyo único delito ha sido informar. “El Diario”, medio de comunicación de esta ciudad, ha perdido dos reporteros en menos de dos años, lo que lo llevó a publicar un editorial que ya recorrió todo el país y, del cual, no se ha dejado de hablar.
“Qué es lo que quieren de nosotros, qué es lo que pretenden que publiquemos o dejemos de publicar, para saber a qué atenernos”, dice uno de los fragmentos principales. ¿Hasta qué punto ha llegado la violencia en Ciudad Juárez que hasta los que se habían mantenido en la lucha ya por varios años ahora dan muestra de su desconcierto y, por qué no decirlo, de su miedo?
Las críticas no se han hecho esperar. Para algunos, se trata de un acto de rendición a pesar de que en las mismas líneas el diario niega esta versión: “Esta no es una rendición, se trata de una tregua con tal de que respeten la vida de quienes nos dedicamos al oficio de informar”.
Usted que lee esto, que ha leído y visto las evidencias del grado brutal de violencia que se vive no sólo en Ciudad Juárez, sino prácticamente en todo el país, ¿Qué haría ante una situación así? Me pregunto quién tiene el valor moral para calificar de cobarde el editorial o de criticar la tregua…
Su argumento resulta razonable: “No le hallamos sentido a seguir poniendo en riesgo la seguridad de tantos compañeros”. Entonces, ante tal situación, ¿no es válido tratar de buscar solución, buscar salidas? Cosa que, por cierto, no le corresponde a la sociedad, sino al gobierno; el cual, además es señalado como culpable del desencadenamiento de la violencia en México.
Señoras y señores, estos y muchos otros trabajadores del quehacer periodístico se arriesgaron y no ganaron, pero por lo menos lo intentaron. Y para quienes han criticado la acción de “El Diario” e, incluso, los que no, quizá sea muestra de lo que hace falta hacer en México: intentarlo. No todas las luchas están perdidas.
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