lunes, 7 de marzo de 2011

¿Escribo?

De repente, cuando la inspiración me llega o después de haber vivido algo excitante, triste o desagradable.
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. Escribo lo que se me antoja para Burda Seriedad, y de futbol para Sony, y me gusta que comenten mis textos, aunque en el segundo caso la voz del lector se remita a insultos o palabras altisonantes hacia el equipo perdedor; aún así lo disfruto. En cambio, escribo para la escuela y no tanto, sólo cuando debo escribir sobre un tema de mi agrado. Escribo de noche porque no me da tiempo a otra hora y por ello me desvelo y no me gusta develarme porque al día siguiente estoy somnoliento.
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. Cuando escribo tomo Coca o café, reviso el Facebook o mi correo como si de ahí surgieran las ideas para redondear los párrafos.
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. Escribo pensando en mis maestros y en su sinfín de consejos para escribir mejor: el uso de comas, puntos y seguido, punto y coma, la eliminación de mi amigo el “que” y mi amante el gerundio. Escribo pensando en los autores más recientes en mi haber: Villoro y sus ejemplos intelectuales, Márquez y su exquisita descripción, Spota y sus líneas deliciosas provocadoras de querer seguir leyendo. Escribo pensando en quién me leerá: ¿seré claro, me entenderán, estaré usando lenguaje rebuscado, les gustará mi texto?
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. Cuando tengo ganas de escribir pareciera que alguien dentro de mi cerebro me dictara, no me detengo ni parpadeo, tecleo, tecleo, tecleo. Escribo para ser mejor y borrar de mi mente frases y palabras que me hacen rabiar: más sin en cambio, pero sin embargo, en base a, ójala, váyamos, y todas aquellas a las cuales les agregan una “s” al final ¿entendistes?
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. Escribo para transportarme adonde quiera, para que me lea por lo menos mi familia. Escribo creyéndome capaz de hacerlo y de llegar a mucha gente. Escribo para que me lean y, por supuesto, porque me agrada.
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. He llegado a la conclusión de que hay que escribir sí, regido por algunos cánones, pero también como a uno mejor le parezca, porque nunca nadie estará de acuerdo con el estilo de alguien más.
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. Justo ahora escribo con un límite de 400 palabras, porque así lo dijo el profe. Por supuesto, tomando sus consejos, pero también echándole de mis sesos para que, cuando mis lectores repasen mis líneas, puedan decir: esto lo escribió Rodrigo Tovar.

1 comentario:

  1. Ahora yo escribo -¡ja!- para felicitarte por la sintaxis y fluidez con la que escribes.

    ¡Saludos Rodrigo!

    Rebeca Duarte

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