domingo, 6 de marzo de 2011

SPM o alguien máteme por favor




Bebo una lata de cerveza, hacía mucho tiempo que no me ponía a beber sola. Ya no me daban estos ataques de soledad, de tristeza, de impotencia. Estas ganas de  morirme repentinas, aunque sé muy bien que lo único que no quiero es morirme todavía.

Me conozco y digo que son mis hormonas, mis hormonas que me boicotean y se burlan de mis intentos de aprender a ser feliz sin una razón especial para serlo, partiendo del principio de que tampoco tengo ninguna razón para no serlo. Creo que ser feliz es una habilidad que se aprende y desarrolla, aunque ahora mis hormonas insistan en hacerme creer que yo nunca podré aprender esa lección.

Lloro mucho todavía y por cualquier estupidez. Ya no me importa. Ya no me lo reprocho. Me asumo como soy, aun con las vicisitudes hormonoexistenciales.

Lo que sí sé que me da que no es hormonal, y que no lo soporto es el puto aburrimiento. Me llena de vacío. Me da la sensación de que no sé qué hago aquí, de que mi vida nada vale, aunque sé bien que estoy precisamente construyendo cosas, más cosas que nunca antes.

Soy un ser estúpidamente sensible, qué le voy a hacer. Aguantarme si me dan mis depresiones mensuales. Soportarme, ceder ante mis ganas de beber sola y fumar un chingo aunque sienta claramente cómo me hace daño. Porque lo que quiero entonces es eso, hacerme daño. Mejor mucho alcohol y cigarros que matarme de verdad, aunque me mate de verdad.

Aún no puedo resolver lo del aburrimiento, que más bien es lo de la soledad. La soledad de saberme sin nadie en lo más profundo. La soledad de asumir que mi relación con F ya fue, y que lo mío con M no es más que una ilusión que me hago para probarme lo increíblemente capaz que soy de sentir.

Ya voy a terminar la carrera y he pensado que voy a vivir sola, sola de verdad, que quiero un lugar donde vivir que sea mío, y que no le tenga que ver la jeta a nadie cada mes para pagar la renta, que pueda fumar y beber y hacer lo que quiera cuando quiera y…

¿Y qué? El punto es que aún con eso estaré sola. Yo y el periodismo nos llevamos bien, pero no sé si él sea suficiente. Tal vez lo he sobrevalorado mucho. Tal vez no llenará mi vida como pienso que lo hará. Entonces seguiré estando sola, haciéndome ilusiones pendejas, y me aburriré mucho todavía los fines de semana. O quién sabe, tal vez aprenda a gastar mi dinero de manera que no me aburra nunca, o tal vez eso no se pueda porque la compañía y el bienestar consigo mismo son cosas que no se pueden comprar malditasea.

Yo no lo sé. No me interesa. Sólo escribo esta sarta de idioteces para hacer algo y no dejar que el tiempo me trague en frío y sin sal. Me gustaría poder seguir diciendo cosas sin sentido, pero la verdad es que me choca hacerlo.

La verdad es que ya quiero que me baje y se me pase esta crisis estúpida (como todas las crisis que me dan) y que mi humor se restablezca y que pueda volver a ser feliz, no porque tenga una razón especial para serlo, sino porque no tengo ninguna razón especial para no serlo.

Ahora pienso que tal vez sea una farsa esta con la que pretendo que soy feliz, con la que pretendo demostrarme que puedo serlo. Eso me duele. Soy buena hiriéndome a veces. Pero no. Me conozco bien y sé que si bien puedo no ser taaan feliz como en mis ataques de felicidad siento que soy, en realidad no soy tan infeliz como en mis ataques premenstruales insisto que soy.

Ya que pase, ya que se vaya al demonio. No puedo dejarle a mis estúpidas hormonas la respuesta de si soy feliz o no. Que chinguen a su puta madre. Yo sólo quiero… Yo sólo quiero no sentirme así como me estoy sintiendo ahora.

Y sé, óyeme bien tú, estúpida chica hormonal fatalista, sé muy bien que he sido feliz. Tal vez en este preciso instante no lo soy, pero lo he sido. ¿Y sabes qué? Todavía puedo serlo. Voy a serlo, perra, aunque a ti no te guste.

1 comentario:

  1. No mames... Te acabo de leer buscando en google "alguien máteme por favor" y pues... Parecía que me leía a mi misma. Lloré. Gracias por escribir esto, no me siento tan sola ahora.

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